Miedo a la entrega-recepción
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Después del 2 de junio próximo y con los resultados que llegarán, algunos políticos están muy preocupados, con miedo incluido.
Sí, es la preocupación y el miedo que les paralizan, que les nubla la visión, su autoridad y la creatividad. El que les hace ver el día gris cuando en realidad hay color y sol.
Por qué es la preocupación y miedo a perder los privilegios de los que gozan, como las comidas de buenos cortes y vinos, con cargo a los viáticos, al presupuesto.
Es la preocupación y miedo a no poder pagar las colegiaturas de las escuelas privadas y regresar a sus hijos a las públicas, a que les retiren sus camionetones junto con el chofer que les maneja porque ellos están ocupados en el asiento del copiloto utilizando el celular revisando sus redes sociales, las noticias y contestando los cientos de mensajes que reciben solicitándoles de todo, como chambas, favores y recomendaciones, o mejor aún, respondiendo los mensajes más deseados, los de sus Jefes pidiéndoles sus opiniones o recibiéndoles instrucciones para hacer y deshacer y con esto sentirse aún parte de sus equipos
Pero esta preocupación y miedo va creciendo conforme se acerca el fin del gobierno donde trabajan.
Y aunque en política hay una regla no escrita que está vigente casi nadie la sigue: “Cuando recibas el nombramiento del puesto que te tocó, al mismo tiempo debes tener ya firmada la carta de renuncia y con fecha abierta”. Así es el juego de la política. Nada es para siempre.
Y bajo este miedo paralizador, los actuales servidores públicos solo ven dos escenarios posteriores a la elección:
1.- Que gane su partido y sus candidatos. Entonces se deberán “mover” muy rápido y buscar algún contacto cercano con las o los ganadores y lograr su ratificación o por lo menos, otra chamba, porque el objetivo personal es seguir dentro del juego y sus privilegios.
2.- Que ganen los partidos opositores y sus candidatos. Entonces la noche se les viene encima. Con urgencia se reunirán y pedirán línea a sus jefes sobre cómo proceder. Pero de lo que todos están seguros es hacer que sus cuentas cuadren, que aguanten la revisión por parte de la Auditoría Superior de la Federación o ya de perdido, las del ORFIS, a no dejar cabos sueltos y si pueden, a buscar conocidos cercanos a los ganadores para que al menos, confirmen lo que ya saben: que ellos llegarán con la vaina desenfundada y vendrán por todo, sin límites. La diferencia será si la vaina que traen viene afilada o solo será de madera.
¿O usted qué opina?
Sí, es la preocupación y el miedo que les paralizan, que les nubla la visión, su autoridad y la creatividad. El que les hace ver el día gris cuando en realidad hay color y sol.
Por qué es la preocupación y miedo a perder los privilegios de los que gozan, como las comidas de buenos cortes y vinos, con cargo a los viáticos, al presupuesto.
Es la preocupación y miedo a no poder pagar las colegiaturas de las escuelas privadas y regresar a sus hijos a las públicas, a que les retiren sus camionetones junto con el chofer que les maneja porque ellos están ocupados en el asiento del copiloto utilizando el celular revisando sus redes sociales, las noticias y contestando los cientos de mensajes que reciben solicitándoles de todo, como chambas, favores y recomendaciones, o mejor aún, respondiendo los mensajes más deseados, los de sus Jefes pidiéndoles sus opiniones o recibiéndoles instrucciones para hacer y deshacer y con esto sentirse aún parte de sus equipos
Pero esta preocupación y miedo va creciendo conforme se acerca el fin del gobierno donde trabajan.
Y aunque en política hay una regla no escrita que está vigente casi nadie la sigue: “Cuando recibas el nombramiento del puesto que te tocó, al mismo tiempo debes tener ya firmada la carta de renuncia y con fecha abierta”. Así es el juego de la política. Nada es para siempre.
Y bajo este miedo paralizador, los actuales servidores públicos solo ven dos escenarios posteriores a la elección:
1.- Que gane su partido y sus candidatos. Entonces se deberán “mover” muy rápido y buscar algún contacto cercano con las o los ganadores y lograr su ratificación o por lo menos, otra chamba, porque el objetivo personal es seguir dentro del juego y sus privilegios.
2.- Que ganen los partidos opositores y sus candidatos. Entonces la noche se les viene encima. Con urgencia se reunirán y pedirán línea a sus jefes sobre cómo proceder. Pero de lo que todos están seguros es hacer que sus cuentas cuadren, que aguanten la revisión por parte de la Auditoría Superior de la Federación o ya de perdido, las del ORFIS, a no dejar cabos sueltos y si pueden, a buscar conocidos cercanos a los ganadores para que al menos, confirmen lo que ya saben: que ellos llegarán con la vaina desenfundada y vendrán por todo, sin límites. La diferencia será si la vaina que traen viene afilada o solo será de madera.
¿O usted qué opina?
