El regresa Silva por indecisiones
En el vértice del desfasamiento de las finanzas públicas, del fracaso de los programas sociales para reconstruir el endeble tejido social y el avance destructivo del crimen organizado en Veracruz las altas esferas de la clase política gobernante ponen en tela de duda la congruencia, certeza y la certidumbre con sus dislates.
Estas virtudes del quehacer político del régimen duartista, han estado ausentes casi desde el principio del sexenio, como lo confirma su genialidad reciente de recontratar a su amanuense y contemporáneo, el tuxpeño Alberto Silva Ramos, quien se desempeña actualmente como diputado federal por ese distrito, como coordinador general de Comunicación Social, ¡por segunda vez!
Pese a los panegiristas y apologistas del sexenio de la “prosperidad” está demostrado ante la sociedad civil y los ciudadanos de a pie que el gobernador Javier Duarte no nació para gobernar; ha sido un fracaso año con año; le faltó mano férrea para poner orden a la mayoría de sus colaboradores estrellas que incurrieron en una aberrante depredación del erario público; y es y ha sido un hombre débil ante las tentaciones mundanas del poder público.
Sin temor a la equivocación, Javier es la reencarnación del emperador Calígula, como los definen los psicólogos y sociólogos, en su expresión. Encarna al estado moderno cleptocrático. Sólo examinen su comportamiento, sus decisiones y su retórica palaciega que dan como resultado el estado catastrófico y colapsado que está heredando a su sucesor y a los mandantes.
Por ello, no son extraños los desatinos que sigue cometiendo el joven Duarte. Desde el principio del régimen se obnubiló, perdió el piso, pero lo peor es que pronto, antes el ocaso de su estrella, será el personaje más solitario de palacio de gobierno y de la clase política. Es el
epílogo de la ortodoxia política. Después de las elecciones del 5 de junio viene en puerta su sucesor.
La reincorporación del tuxpeño Alberto Silva, como vocero del gobierno duartista y coordinador general de Comunicación Social –en el curso de la semana-, se da en los momentos en que Veracruz se encuentra en estado disfuncional originado por el crimen organizado y el quiebre de las finanzas públicas. Pero ¿qué pretende hacer o qué plan instrumentará Silva, en la víspera del ocaso sexenal?
De antemano el gobernador queda evidenciado sus indecisiones en el régimen estatal con una sangría a la partidocracia y a los mandantes, por el pago de impuestos para financiar a los partidos políticos. Es un oprobio que se hayan gastado una millonada en la campaña proselitista de Alberto Silva como candidato a diputado federal por el distrito de Tuxpan si después resulta que es mejor que regrese (sic) a la vocería del gobierno duartista.
¿Entonces para qué demonios fue impulsado para obtener el escaño en la Cámara de Diputados? ¿Y cómo quedaron los electores tuxpeños que le dieron su voto y confianza a Silva? Es parte del rejuego político sí, pero con un grave costo para la deteriorada imagen local y nacional de su jefe, el gobernador Javier Duarte.
Son caprichos del cordobés que continúa acumulando una larga listas de desaciertos en el intríngulis político. Si no le funcionó el porteño Juan Octavio Pavón González en la coordinación general de Comunicación Social, quien se la llevó de “muertito” en su efímera gestión, por qué no lo cesó antes de que se incendiará Veracruz, un estado en llamas por la corrupción, finanzas colapsadas, simulación y en jaque por los grupos criminales.
Silva, quien fue parte de un entramado fallido para obtener la candidatura a la gubernatura, tendrá una labor titánica para recomponer los entuertos que deja Pavón en el frente de la comunicación –un timorato que jamás tendió puentes- y armar una estrategia para frenar la sevicia implacable que se ganó a pulso el
tozudo y mediocre gobernador del estado. ¡Por sus hechos los conoceréis! ¡Ave Javier!
AL CALCE…Anarquía en Turismo de Xalapa. Haciendo gala de su protectorado con el empresario hotelero Reynaldo Quirarte Mora, Williams Velasco, subdirector de Turismo del Ayuntamiento de Xalapa, se la pasa navegando en francachelas con sus incondicionales sentimentales, en lugar de fomentar los programas de turismo sin chimenea y centros culturales con los que cuenta la capital del estado. Velasco presume a los cuatro vientos que debido a su cercanía con Reynaldo Quirarte Mora, quien se ufana de mantener una relación cercana con el candidato a gobernador del PRI, Héctor Yunes Landa, podría ser el próximo secretario de Turismo y Cultura del estado. ¡Cómo no! Comentarios a gau41@hotmail.com
Estas virtudes del quehacer político del régimen duartista, han estado ausentes casi desde el principio del sexenio, como lo confirma su genialidad reciente de recontratar a su amanuense y contemporáneo, el tuxpeño Alberto Silva Ramos, quien se desempeña actualmente como diputado federal por ese distrito, como coordinador general de Comunicación Social, ¡por segunda vez!
Pese a los panegiristas y apologistas del sexenio de la “prosperidad” está demostrado ante la sociedad civil y los ciudadanos de a pie que el gobernador Javier Duarte no nació para gobernar; ha sido un fracaso año con año; le faltó mano férrea para poner orden a la mayoría de sus colaboradores estrellas que incurrieron en una aberrante depredación del erario público; y es y ha sido un hombre débil ante las tentaciones mundanas del poder público.
Sin temor a la equivocación, Javier es la reencarnación del emperador Calígula, como los definen los psicólogos y sociólogos, en su expresión. Encarna al estado moderno cleptocrático. Sólo examinen su comportamiento, sus decisiones y su retórica palaciega que dan como resultado el estado catastrófico y colapsado que está heredando a su sucesor y a los mandantes.
Por ello, no son extraños los desatinos que sigue cometiendo el joven Duarte. Desde el principio del régimen se obnubiló, perdió el piso, pero lo peor es que pronto, antes el ocaso de su estrella, será el personaje más solitario de palacio de gobierno y de la clase política. Es el
epílogo de la ortodoxia política. Después de las elecciones del 5 de junio viene en puerta su sucesor.
La reincorporación del tuxpeño Alberto Silva, como vocero del gobierno duartista y coordinador general de Comunicación Social –en el curso de la semana-, se da en los momentos en que Veracruz se encuentra en estado disfuncional originado por el crimen organizado y el quiebre de las finanzas públicas. Pero ¿qué pretende hacer o qué plan instrumentará Silva, en la víspera del ocaso sexenal?
De antemano el gobernador queda evidenciado sus indecisiones en el régimen estatal con una sangría a la partidocracia y a los mandantes, por el pago de impuestos para financiar a los partidos políticos. Es un oprobio que se hayan gastado una millonada en la campaña proselitista de Alberto Silva como candidato a diputado federal por el distrito de Tuxpan si después resulta que es mejor que regrese (sic) a la vocería del gobierno duartista.
¿Entonces para qué demonios fue impulsado para obtener el escaño en la Cámara de Diputados? ¿Y cómo quedaron los electores tuxpeños que le dieron su voto y confianza a Silva? Es parte del rejuego político sí, pero con un grave costo para la deteriorada imagen local y nacional de su jefe, el gobernador Javier Duarte.
Son caprichos del cordobés que continúa acumulando una larga listas de desaciertos en el intríngulis político. Si no le funcionó el porteño Juan Octavio Pavón González en la coordinación general de Comunicación Social, quien se la llevó de “muertito” en su efímera gestión, por qué no lo cesó antes de que se incendiará Veracruz, un estado en llamas por la corrupción, finanzas colapsadas, simulación y en jaque por los grupos criminales.
Silva, quien fue parte de un entramado fallido para obtener la candidatura a la gubernatura, tendrá una labor titánica para recomponer los entuertos que deja Pavón en el frente de la comunicación –un timorato que jamás tendió puentes- y armar una estrategia para frenar la sevicia implacable que se ganó a pulso el
tozudo y mediocre gobernador del estado. ¡Por sus hechos los conoceréis! ¡Ave Javier!
AL CALCE…Anarquía en Turismo de Xalapa. Haciendo gala de su protectorado con el empresario hotelero Reynaldo Quirarte Mora, Williams Velasco, subdirector de Turismo del Ayuntamiento de Xalapa, se la pasa navegando en francachelas con sus incondicionales sentimentales, en lugar de fomentar los programas de turismo sin chimenea y centros culturales con los que cuenta la capital del estado. Velasco presume a los cuatro vientos que debido a su cercanía con Reynaldo Quirarte Mora, quien se ufana de mantener una relación cercana con el candidato a gobernador del PRI, Héctor Yunes Landa, podría ser el próximo secretario de Turismo y Cultura del estado. ¡Cómo no! Comentarios a gau41@hotmail.com
