En todos los tiempos y latitudes las amenazas externas son un motor para unificar sentimientos y valoraciones.
21 de Enero de 2017
El enero negro de 2017 habrá de cerrarse la próxima semana con definiciones cruciales para el último tramo del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Porque si bien el gasolinazo del arranque del año no desbordó el enojo social, la factura ya la paga la baja popularidad presidencial.
Se trata de un controlado malestar ciudadano que golpea la credibilidad de las acciones del Poder Ejecutivo, en un momento crítico para la relación con Estados Unidos.
De ahí la importancia de la estrategia que, para afrontar a Donald Trump, este 23 de enero anunciarán el presidente Peña y Luis Videgaray, quien ayer giraba invitaciones al acto “Pronunciamiento en Materia de Relaciones Exteriores”.
Las medidas que se presenten en Los Pinos este lunes cobrarán relevancia el miércoles 25 y el jueves 26 cuando el canciller y el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, sostengan en Washington el primer acercamiento oficial con el equipo del mandatario estadunidense.
A partir de entonces, la historia, el empuje, el tono, el estilo y hasta el grado de empatía y conexión ciudadana que protagonice Luis Videgaray resultarán determinantes para la suerte de la relación bilateral y el saldo del sexenio.
Aun cuando la memecracia lo ridiculiza como “el aprendiz” y carga el cuestionamiento de haber traído a México al candidato que nos ofendía, el canciller tiene la oportunidad de construir un capítulo de desagravio.
Y como la política es el posible camino de formular soluciones y consensos, toca a Videgaray demostrar por qué es el principal colaborador de Peña.
Es cierto que el escepticismo ronda hasta a los integrantes del peñismo. Pero también lo es que en todos los tiempos y latitudes las amenazas externas son un motor para unificar sentimientos y valoraciones.
Así que más allá de los alcances de una potencial renegociación del TLC, del cuándo y cómo del muro de Trump y del futuro de los mexicanos que viven en EU, el canciller está a cargo de elaborar ese engrudo patriotero, sí, nacionalista, claro, pero además necesario para involucrarnos a todos en el rediseño de la relación bilateral.
La expectativa en torno al hombre más cercano al Presidente ha fortalecido al equipo de los técnicos del gabinete, al que pertenecen los titulares de Hacienda, José Antonio Meade, y de la SEP, Aurelio Nuño.
En consecuencia, se abre un signo de interrogación en torno al futuro del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien no pertenece a ese grupo pero sigue siendo, y por mucho, el prospecto presidencial del PRI al que mejor le va en las mediciones electorales.
Por lo pronto, el titular de la Segob no acude al encuentro con los estadunidenses. Y aunque se argumente que el tema económico es el apremiante con Trump, la seguridad en sus diversas vertientes (en la frontera, por las drogas y por el tráfico de armas) es y será moneda de cambio en los ajustes México-EU.
Esa incertidumbre en torno al gabinete y los alcances electorales de sus presidenciables también comenzará a desahogarse en los días por venir.
Y es que el asunto del 2018 dejará de ser un bote que se patea pensando que todavía falta mucho, cuando entre jueves y viernes el presidente Peña, el gobernador Eruviel Ávila y la dirigencia del PRI determinen quién será el candidato del partido al Estado de México.
Las cosas se han complicado porque al margen de los aspirantes priistas, el gasolinazo deterioró la imagen presidencial y de su partido en la cuna del peñismo.
De manera que la pregunta hoy no es si el diputado Alfredo del Mazo; la secretaria estatal de Educación, Ana Lilia Herrera; el dirigente local del PRI, Carlos Iriarte, o los secretarios federales del Trabajo, Alfonso Navarrete, y de Desarrollo Social, Luis Miranda, pueden ganarle a una candidatura común del PAN y PRD.
La duda ahora es si habrá manera de parar la tendencia favorable a Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador, quien hace un año apuntaló la candidatura de Delfina Gómez.
Una encuesta que ya analizan las dirigencias del PAN y del PRD revela que la exalcaldesa de Texcoco se encuentra mejor posicionada que cualquiera de sus aspirantes viables.
Con excepción de Josefina Vázquez Mota, que se niega a ir a la contienda, el experredista Alejandro Encinas, el perredista Juan Zepeda y los panistas Carlos Madrazo y José Luis Durán difícilmente podrían solos revertir el empuje de Morena.
Todo indica que la ecuación de cooptar a la oposición mexiquense se revirtió, porque al debilitar al PAN y al PRD estatales le dejaron el terreno libre al partido de López Obrador.
¿Puede el PRI darse el lujo de arriesgarse este 2017 a un triunfo de AMLO en la entidad del presidente Peña?
La respuesta será parte de las definiciones que al cierre de enero debe tomar el gobierno de Peña.
Y como la posibilidad de una alianza entre azules y amarillos vence este lunes 23, la tarea peñista comienza este fin de semana.
Fuente: EXCELSIOR
21 de Enero de 2017
El enero negro de 2017 habrá de cerrarse la próxima semana con definiciones cruciales para el último tramo del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Porque si bien el gasolinazo del arranque del año no desbordó el enojo social, la factura ya la paga la baja popularidad presidencial.
Se trata de un controlado malestar ciudadano que golpea la credibilidad de las acciones del Poder Ejecutivo, en un momento crítico para la relación con Estados Unidos.
De ahí la importancia de la estrategia que, para afrontar a Donald Trump, este 23 de enero anunciarán el presidente Peña y Luis Videgaray, quien ayer giraba invitaciones al acto “Pronunciamiento en Materia de Relaciones Exteriores”.
Las medidas que se presenten en Los Pinos este lunes cobrarán relevancia el miércoles 25 y el jueves 26 cuando el canciller y el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, sostengan en Washington el primer acercamiento oficial con el equipo del mandatario estadunidense.
A partir de entonces, la historia, el empuje, el tono, el estilo y hasta el grado de empatía y conexión ciudadana que protagonice Luis Videgaray resultarán determinantes para la suerte de la relación bilateral y el saldo del sexenio.
Aun cuando la memecracia lo ridiculiza como “el aprendiz” y carga el cuestionamiento de haber traído a México al candidato que nos ofendía, el canciller tiene la oportunidad de construir un capítulo de desagravio.
Y como la política es el posible camino de formular soluciones y consensos, toca a Videgaray demostrar por qué es el principal colaborador de Peña.
Es cierto que el escepticismo ronda hasta a los integrantes del peñismo. Pero también lo es que en todos los tiempos y latitudes las amenazas externas son un motor para unificar sentimientos y valoraciones.
Así que más allá de los alcances de una potencial renegociación del TLC, del cuándo y cómo del muro de Trump y del futuro de los mexicanos que viven en EU, el canciller está a cargo de elaborar ese engrudo patriotero, sí, nacionalista, claro, pero además necesario para involucrarnos a todos en el rediseño de la relación bilateral.
La expectativa en torno al hombre más cercano al Presidente ha fortalecido al equipo de los técnicos del gabinete, al que pertenecen los titulares de Hacienda, José Antonio Meade, y de la SEP, Aurelio Nuño.
En consecuencia, se abre un signo de interrogación en torno al futuro del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien no pertenece a ese grupo pero sigue siendo, y por mucho, el prospecto presidencial del PRI al que mejor le va en las mediciones electorales.
Por lo pronto, el titular de la Segob no acude al encuentro con los estadunidenses. Y aunque se argumente que el tema económico es el apremiante con Trump, la seguridad en sus diversas vertientes (en la frontera, por las drogas y por el tráfico de armas) es y será moneda de cambio en los ajustes México-EU.
Esa incertidumbre en torno al gabinete y los alcances electorales de sus presidenciables también comenzará a desahogarse en los días por venir.
Y es que el asunto del 2018 dejará de ser un bote que se patea pensando que todavía falta mucho, cuando entre jueves y viernes el presidente Peña, el gobernador Eruviel Ávila y la dirigencia del PRI determinen quién será el candidato del partido al Estado de México.
Las cosas se han complicado porque al margen de los aspirantes priistas, el gasolinazo deterioró la imagen presidencial y de su partido en la cuna del peñismo.
De manera que la pregunta hoy no es si el diputado Alfredo del Mazo; la secretaria estatal de Educación, Ana Lilia Herrera; el dirigente local del PRI, Carlos Iriarte, o los secretarios federales del Trabajo, Alfonso Navarrete, y de Desarrollo Social, Luis Miranda, pueden ganarle a una candidatura común del PAN y PRD.
La duda ahora es si habrá manera de parar la tendencia favorable a Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador, quien hace un año apuntaló la candidatura de Delfina Gómez.
Una encuesta que ya analizan las dirigencias del PAN y del PRD revela que la exalcaldesa de Texcoco se encuentra mejor posicionada que cualquiera de sus aspirantes viables.
Con excepción de Josefina Vázquez Mota, que se niega a ir a la contienda, el experredista Alejandro Encinas, el perredista Juan Zepeda y los panistas Carlos Madrazo y José Luis Durán difícilmente podrían solos revertir el empuje de Morena.
Todo indica que la ecuación de cooptar a la oposición mexiquense se revirtió, porque al debilitar al PAN y al PRD estatales le dejaron el terreno libre al partido de López Obrador.
¿Puede el PRI darse el lujo de arriesgarse este 2017 a un triunfo de AMLO en la entidad del presidente Peña?
La respuesta será parte de las definiciones que al cierre de enero debe tomar el gobierno de Peña.
Y como la posibilidad de una alianza entre azules y amarillos vence este lunes 23, la tarea peñista comienza este fin de semana.
Fuente: EXCELSIOR