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Sbado 20 de abril de 2024    

En Esta Hora - Naranja, naranja
Naranja, naranja
Más que un partido político, Movimiento Ciudadano es una marca electoral.

Si el PRI es la Coca-Cola, el PAN es la Pepsi, el PRD es el Sidral Mundet, el Partido Verde es el Nestea y Morena es la Sangría Señorial en el pasillo de los refrescos electorales, Movimiento Ciudadano quiere ser el Orange Crush o, de perdida, la Chaparrita sabor mandarina.

Algunos tienden a pensar que Movimiento Ciudadano tiene principios y posturas de izquierda, pero ¿qué se puede decir de una organización que nomina como candidatos lo mismo a Marcelo Ebrard que a Manuel Espino, lo mismo a Fernando Elizondo que a Hipólito Mora, y lo mismo a Heberto Castillo que a Rafael Ochoa?

Movimiento Ciudadano, partido de jingles como “naranja, naranja”, es tan ecléctico como las imágenes de su último spot de campaña, donde aparecen, tanto un acordeón de vallenato como una jarana de son jarocho, y una marimba chiapaneca.

Los publicistas dirían que Movimiento Ciudadano aspira a generar una experiencia más que hacer un pronunciamiento.

La indefinición programática le ha funcionado muy bien a este partido, pues le ha dado votos. Y en México los votos, ya lo sabe usted, se traducen en financiamiento público.

¿A cuánto imagina usted que ascienden las prerrogativas que Movimiento Ciudadano (antes conocido como Convergencia para la Democracia y luego como Convergencia) ha obtenido desde 1999, primer año en que las recibió?

Si las convertimos a dólares y ajustamos las cantidades a la inflación, Movimiento Ciudadano le ha costado al contribuyente casi 308 millones de dólares, es decir, alrededor de cuatro mil 700 millones de pesos.

Y eso sólo son recursos federales. Habría que agregarle las prerrogativas estatales. No se sorprenda usted que la cantidad suba al doble.

Por supuesto, otros partidos han salido más caros, pero la cifra anterior demuestra lo redituable que puede ser un partido político —¿usted qué haría con 293 millones de pesos al año?— sin tener que hacer otra cosa más que flotar en el ambiente electoral y asegurar cada tres años el número suficiente de votos para mantener el registro y, por ende, garantizar que siga fluyendo el dinero.

Y es que de eso, justamente, se trata. El dueño del partido, el exgobernador interino de Veracruz Dante Delgado Rannauro, de formación priista, ha encontrado la manera de no perder el registro a lo largo de 16 años.

La fórmula, que ha ido perfeccionando con el tiempo, es sencilla: firmar alianzas y fichar a candidatos que le aseguren una buena votación, sin importar orígenes ni posiciones políticas.

Después de que ha ido en alianza por muchos años con el PRD y el PT no ha impedido a Movimiento Ciudadano explorar posibles coaliciones con el PAN, como en Querétaro.

En suma, la idea es funcionar como un producto que el elector se anime a comprar sin necesidad de comprometerse con posiciones ideológicas concretas.

Escuche la letra de la canción de su último spot de campaña, realizado para las elecciones de este año:

“Movimiento naranja, el futuro está en tus manos / Movimiento naranja, Movimiento Ciudadano / Somos ciudadanos libres, convencidos que todo es posible / Somos libres como el viento, como el águila que está en movimiento / Todos los que miramos de frente somos ciudadanos valientes / Todos unidos por nuestra gente somos una fuerza diferente / Todos atentos, llegó el momento, llegó la hora del Movimiento / Movimiento naranja, el futuro está en tus manos / Movimiento naranja, Movimiento Ciudadano”.

Como dicen hoy los chavos: ¿eso qué?

¿Acaso hay alguna propuesta en esa letra? ¿A usted le ayuda ese spot para enterarse qué opina el partido sobre diferentes temas de interés público y su intención de incidir en ellos o realizar cambios?

Claro que no, pero eso no importa. Porque el Movimiento Ciudadano —igual que otros partidos, hay que decirlo— no apela a las ideas, sino a que el elector vaya cantando su estribillo camino de la urna y, al ver la boleta, busque el color naranja. Igual que otro partido, Nueva Alianza, quiere que recuerde el turquesa, “a huevo”.

Si se tratara de una asociación civil que no recibe recursos del erario, no tendría sentido escribir esta columna, pero estamos hablando de un partido que la Constitución define como entidad de interés público, y que ha costado mucho dinero a los contribuyentes.

Desde un punto de vista pragmático y hasta cínico, se puede decir que Dante Delgado —seguramente con ayuda de publicistas, que usted también paga— ha encontrado la manera de potenciar su marca y mantenerla en el mercado electoral.

Imposible negar, por ejemplo, que el fichaje de Enrique Alfaro Ramírez, en Jalisco, fue un acierto en cuanto a la cosecha de votos.

Pero cuando uno ve que entre las principales reivindicaciones del partido en los municipios que gobierna está regalar útiles escolares en mochilas color naranja, es difícil pensar que Movimiento Ciudadano está para algo más que el utilitarismo político.

Faltan 93 días para saber si los votantes le darán la oportunidad de mantener el registro y que así pueda seguir recibiendo casi los 300 millones de pesos al año que usted le paga.