Rescatar a la democracia desde la sociedad
La simulación, junto con la corrupción y la impunidad, es uno de los males que más afecta a la democracia en nuestro país, y que ha tenido como consecuencia el total descrédito de los partidos políticos, que han dejado de ser verdaderos agentes de cambio.
El sistema de partidos que rige en México, en general, está rebasado por la realidad de este particular momento histórico. Secuestrados por sus burocracias internas, corrompidos por la ambición de poder y dinero, la gran mayoría de los institutos políticos le han cerrado las puertas a los ciudadanos y se han olvidado de que a ellos se deben y a ellos deberían servir.
Incluso aquellos partidos que se dicen defensores de causas sociales, de los pobres y de las minorías, sucumben con demasiada facilidad ante la avaricia y el olor del dinero, degradando su función a la de mercenarios que se alquilan al mejor postor, cuando lo que deberían presentar son soluciones a los grandes problemas que nos aquejan como sociedad.
Sin embargo, el sistema político-electoral de nuestro país no deja alternativas reales de participación a los ciudadanos. Las candidaturas independientes siguen siendo un mito, ya que los requisitos para registrarlas son tantos que se vuelve una tarea casi imposible que los cubra una persona que no tenga detrás suyo una estructura de poder encubierta. Y si lo logra se ve apabullado por las carretadas de dinero público que los partidos reciben. No hay pues equidad a la hora de competir.
Así que al menos por ahora, la única vía para acceder a la toma de decisiones desde el poder público es a través de los partidos. Sin embargo, creo que es momento de impulsar una reforma que los transforme para que dejen de ser cotos de poder y negocio de unos cuántos, cuando no meras franquicias que se “rentan” a quien les ofrezca más dinero.
Sigo creyendo fervorosamente en que los verdaderos cambios vendrán a partir de la sociedad y a ello me atengo. Estoy convencido de que los ciudadanos tenemos el poder de incidir en las transformaciones que requiere nuestro país, nuestro estado y nuestro municipio, tan dañados por la pésima actuación de esas mafias políticas que controlan a la mayoría de los partidos.
Lo que México, Veracruz y Xalapa necesitan son propuestas de cambio con una visión armada desde la sociedad civil, la que diariamente lucha por salir adelante y que no goza de los privilegios de una clase política arcaica, caduca, que se niega a entender que los tiempos son otros.
Confío en que los proyectos ciudadanos encuentren pronto el cauce para incidir en la toma de las decisiones fundamentales y que éstas dejen de ser facultad exclusiva de reducidas elites que entre sí se transfieren el poder sin aportarle nada a sus comunidades, a una sociedad que ya está harta de las mismas promesas que cada periodo electoral le va a presentar los mismos actores, que invariablemente han incumplido, pues lo único que les interesa es el beneficio propio.
Está en las manos de nosotros, los ciudadanos, obligar a que estos cambios se logren. Para ello debemos dejar atrás la pasividad y la indolencia, actitudes que han permitido que esas burocracias políticas nos hagan todo el daño que hemos sufrido como sociedad. En Veracruz lo sabemos bastante bien. Tenemos que rescatar a la democracia de ésos que la tienen secuestrada.
*Presidente de la Asociación Civil Nuestro Municipio
correo@nicanormoreira.mx
Facebook: Nuestro Municipio
El sistema de partidos que rige en México, en general, está rebasado por la realidad de este particular momento histórico. Secuestrados por sus burocracias internas, corrompidos por la ambición de poder y dinero, la gran mayoría de los institutos políticos le han cerrado las puertas a los ciudadanos y se han olvidado de que a ellos se deben y a ellos deberían servir.
Incluso aquellos partidos que se dicen defensores de causas sociales, de los pobres y de las minorías, sucumben con demasiada facilidad ante la avaricia y el olor del dinero, degradando su función a la de mercenarios que se alquilan al mejor postor, cuando lo que deberían presentar son soluciones a los grandes problemas que nos aquejan como sociedad.
Sin embargo, el sistema político-electoral de nuestro país no deja alternativas reales de participación a los ciudadanos. Las candidaturas independientes siguen siendo un mito, ya que los requisitos para registrarlas son tantos que se vuelve una tarea casi imposible que los cubra una persona que no tenga detrás suyo una estructura de poder encubierta. Y si lo logra se ve apabullado por las carretadas de dinero público que los partidos reciben. No hay pues equidad a la hora de competir.
Así que al menos por ahora, la única vía para acceder a la toma de decisiones desde el poder público es a través de los partidos. Sin embargo, creo que es momento de impulsar una reforma que los transforme para que dejen de ser cotos de poder y negocio de unos cuántos, cuando no meras franquicias que se “rentan” a quien les ofrezca más dinero.
Sigo creyendo fervorosamente en que los verdaderos cambios vendrán a partir de la sociedad y a ello me atengo. Estoy convencido de que los ciudadanos tenemos el poder de incidir en las transformaciones que requiere nuestro país, nuestro estado y nuestro municipio, tan dañados por la pésima actuación de esas mafias políticas que controlan a la mayoría de los partidos.
Lo que México, Veracruz y Xalapa necesitan son propuestas de cambio con una visión armada desde la sociedad civil, la que diariamente lucha por salir adelante y que no goza de los privilegios de una clase política arcaica, caduca, que se niega a entender que los tiempos son otros.
Confío en que los proyectos ciudadanos encuentren pronto el cauce para incidir en la toma de las decisiones fundamentales y que éstas dejen de ser facultad exclusiva de reducidas elites que entre sí se transfieren el poder sin aportarle nada a sus comunidades, a una sociedad que ya está harta de las mismas promesas que cada periodo electoral le va a presentar los mismos actores, que invariablemente han incumplido, pues lo único que les interesa es el beneficio propio.
Está en las manos de nosotros, los ciudadanos, obligar a que estos cambios se logren. Para ello debemos dejar atrás la pasividad y la indolencia, actitudes que han permitido que esas burocracias políticas nos hagan todo el daño que hemos sufrido como sociedad. En Veracruz lo sabemos bastante bien. Tenemos que rescatar a la democracia de ésos que la tienen secuestrada.
*Presidente de la Asociación Civil Nuestro Municipio
correo@nicanormoreira.mx
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