“Partidos políticos con la corrupción hasta el tuétano”: Ríos Piter
“Jesús creía en los Derechos Humanos”: Alejandro Solalinde
Tal pareciera que los procesos electorales son interminables, de manera cíclica, la sociedad es convocada a participar en elecciones de presidentes municipales, diputados locales y federales, gobernador o presidente de la República.
En medio de la crisis económica, social y de seguridad que se vive, los ciudadanos “deben” reflexionar el sentido de su voto. Escuchan, leen y observan frases y propuestas, a veces francamente imposibles, expuestas por candidatos que son postulados por partidos políticos o que se lanzan a la aventura de manera “independiente”.
Sin embargo, no es necesario ser un estudioso de las ciencias sociales para constatar el franco rechazo de la sociedad a quienes ocupan cargos de elección popular, se desempeñan como dirigentes de partidos políticos, sean amarillo, rojos, verdes, naranja o azules.
Indudablemente la crisis de partidos se refleja en cada proceso electoral local, estatal o nacional. Es sabido que una campaña representa también la generación de información “basura” que da cuenta de bienes, propiedades y riquezas que poseen integrantes de las dirigencias partidistas, políticos y funcionarios, esto por no mencionar los vínculos que establecen con personajes dedicados a un sin fin de actividades sean lícitas o no. Hace apenas una semana, trascendió a los medios las propiedades millonarias de la presidenta nacional del Partido de la Revolución Democrática, Alejandra Barrales, quien posee departamentos de lujo lo mismo en la ciudad de México o en Miami, en los Estados Unidos de Norteamérica.
En su visita a esta capital, el miércoles 29, el senador Armando Ríos Piter ofreció una conferencia de prensa. Punto y Aparte le preguntó del tema de la crisis que viven los partidos políticos, el senador guerrerense inició su respuesta aludiendo que hacía tres semanas había renunciado al PRD, y, apenas un par de días, también abandonó la fracción parlamentaria del sol azteca en el Senado de la República.
“Decidí no quedarme involucrado con ningún tipo de grupo parlamentario porque hoy lo que se evidencia, específicamente, respecto a los partidos políticos, es que el ciclo de la corrupción está pegado hasta el tuétano. No hay una diferencia entre partidos políticos porque la corrupción tiene que ver con algo sistémico”.
Y fue entonces que habló de las cinco “C”:
La “C” de campañas políticas.
La “C” de compra de votos.
La “C” de clientelas (las que ocurren y aparecen con la compra de votos)
La “C” de compadres.
La “C” de contratos (ahí donde hay procesos políticos termina habiendo un presidente municipal o gobernador, sea del partido del que se trate, que establece relaciones con algún compadre al que le da contratos en pago por el financiamiento otorgado a las campañas).
El senador de la República agregó que ese tipo de corrupción también se da en otros contextos, donde la colusión no sólo tiene qué ver con dar obra pública, sino ceder el manejo de la seguridad pública. “Ahí donde hay colusión es evidente que hubo un proceso de corrupción al más alto nivel, aunque se trate del municipio más humilde”, comentó.
“Yo he renunciado al PRD no solamente porque hay evidencia puntual de corrupción, en mi estado, Guerrero, se dieron los hechos de Ayotzinapa; aquí ocurrieron los hechos de Tierra Blanca que tienen una enorme similitud, en términos sistémicos”.
“Jesús creía en los derechos humanos; él creía en el Dios de los Derechos Humanos”, destacó el sacerdote Alejandro Solalinde al participar en un foro universitario celebrado en esta capital, el pasado 22 de marzo.
Su voz fue escuchada con atención por los alumnos, catedráticos y público en general presente en el auditorio “Jesús Morales Fernández” (Unidad de Humanidades), de la Universidad Veracruzana.
Minutos antes, había ofrecido una rueda de prensa y varias entrevistas que se difundieron a través de los medios informativos convencionales y digitales, así como en redes sociales.
La voz del sacerdote originario de Texcoco, Estado de México, se refirió a las severas condiciones que enfrentan miles de seres humanos provenientes de centro y sudamérica, quienes arriesgan su vida a su paso por territorio nacional, esto al intentar llegar al país gobernador por el magnate Donald Trump.
Sin embargo, es necesario destacar el mensaje religioso que expresó con énfasis el director del albergue “Hermanos en el camino”.
El premio nacional de Derechos Humanos (2012) – postulado ahora al Premio Nobel de la Paz-, hizo una amplia reflexión de la actitud de Jesús cuando predicaba los sábados en las sinagogas, hace dos mil años:
“Todo lo que él hacía lo realizaba en sábado, en las sinagogas, que eran intocables en su tiempo. Ahí había personas que estaban castigadas, en la orilla; él llamaba a esas personas excluidas y las colocaba en el centro. Para Jesús, el Dios que sí existe es el que reconoce la dignidad de toda persona y que es capaz de sacarla de la marginación y colocarla en el centro de la atención y amor de la comunidad”.
Al iniciar su intervención, el sacerdote solicitó que encendieran los reflectores del auditorio, deseaba observar los rostros de sus interlocutores que lo escuchaban:
“El reino de Dios no es una cápsula de Dios conmigo, es un espacio abierto de mi hermano conmigo, entre nosotros”.
Por ello, añadió, la crisis actual no sólo es de valores sino relacional. Destacó que uno de los aspectos hermosos de la ética cristiana es preocuparse por los demás, lo cual no significa una merma en la autoestima, “por supuesto que tenemos que autoestimarnos”, aclaró.
“Yo voy a ser feliz en el momento que me preocupe por la felicidad de los demás: me voy a sentir bien, seré una persona acompañada en el momento que me preocupe de la soledad de los demás”.
“Sí, creo en los Derechos Humanos. Los invito a que descubran en cada acción de Jesús no a un hombre religioso que hace milagritos. No. El defiende al ser humano”.
Dejó la tarea de buscar el capítulo siete, del apóstol San Marcos, donde Jesús está acorralado, ha sido perseguido por los poderes de Jerusalén, porque les echa abajo argumentos que dejaban dinero a la autocracia.
“Han pasado dos mil años y seguimos creyendo que Jesús es un objeto de adoración, de culto; no descubrimos aún el trasfondo de Derechos Humanos que tiene su propuesta”, comentó.
“Pobre Jesús porque no se le ha hecho justicia, le hemos levantado muchos milagros que no ha hecho, como ser el iniciador de una religión, Cristo está muy lejos de eso o de iniciar una corriente filosófica, como si su obra fuera una comprensión intelectual y ahí acabara todo…
Es algo más que eso, debemos reivindicarlo, sobre todo en este país del desastre, donde se tienen buenas leyes de los derechos humanos, pero se atropellan todos”, remató.
Destacó que Jesús en su tránsito por la tierra fue un joven muy creativo y valiente, un hombre como cualquiera que condenaba la injusticia y la discriminación. Incluía a la mujer, daba su espacio a los niños, convivía con los jóvenes. Vivía en una lareda de Nazaret, no podía entender una sociedad con tantos prejuicios, que discriminaba y vendía a las personas.
También planteó preguntas: ¿cómo empezar a construir una mentalidad diferente? ¿cómo construir un proyecto universal?
Y nuevamente citó la propuesta de Jesús: “Él proponía un nuevo orden social que empezara con los de abajo, sin excluir a los de arriba… era un sembrador, salía a sembrar una semilla, sembraba en la conciencia, enseñaba su nuevo proyecto y lo hacía de una manera provocadora”.
Tal pareciera que los procesos electorales son interminables, de manera cíclica, la sociedad es convocada a participar en elecciones de presidentes municipales, diputados locales y federales, gobernador o presidente de la República.
En medio de la crisis económica, social y de seguridad que se vive, los ciudadanos “deben” reflexionar el sentido de su voto. Escuchan, leen y observan frases y propuestas, a veces francamente imposibles, expuestas por candidatos que son postulados por partidos políticos o que se lanzan a la aventura de manera “independiente”.
Sin embargo, no es necesario ser un estudioso de las ciencias sociales para constatar el franco rechazo de la sociedad a quienes ocupan cargos de elección popular, se desempeñan como dirigentes de partidos políticos, sean amarillo, rojos, verdes, naranja o azules.
Indudablemente la crisis de partidos se refleja en cada proceso electoral local, estatal o nacional. Es sabido que una campaña representa también la generación de información “basura” que da cuenta de bienes, propiedades y riquezas que poseen integrantes de las dirigencias partidistas, políticos y funcionarios, esto por no mencionar los vínculos que establecen con personajes dedicados a un sin fin de actividades sean lícitas o no. Hace apenas una semana, trascendió a los medios las propiedades millonarias de la presidenta nacional del Partido de la Revolución Democrática, Alejandra Barrales, quien posee departamentos de lujo lo mismo en la ciudad de México o en Miami, en los Estados Unidos de Norteamérica.
En su visita a esta capital, el miércoles 29, el senador Armando Ríos Piter ofreció una conferencia de prensa. Punto y Aparte le preguntó del tema de la crisis que viven los partidos políticos, el senador guerrerense inició su respuesta aludiendo que hacía tres semanas había renunciado al PRD, y, apenas un par de días, también abandonó la fracción parlamentaria del sol azteca en el Senado de la República.
“Decidí no quedarme involucrado con ningún tipo de grupo parlamentario porque hoy lo que se evidencia, específicamente, respecto a los partidos políticos, es que el ciclo de la corrupción está pegado hasta el tuétano. No hay una diferencia entre partidos políticos porque la corrupción tiene que ver con algo sistémico”.
Y fue entonces que habló de las cinco “C”:
La “C” de campañas políticas.
La “C” de compra de votos.
La “C” de clientelas (las que ocurren y aparecen con la compra de votos)
La “C” de compadres.
La “C” de contratos (ahí donde hay procesos políticos termina habiendo un presidente municipal o gobernador, sea del partido del que se trate, que establece relaciones con algún compadre al que le da contratos en pago por el financiamiento otorgado a las campañas).
El senador de la República agregó que ese tipo de corrupción también se da en otros contextos, donde la colusión no sólo tiene qué ver con dar obra pública, sino ceder el manejo de la seguridad pública. “Ahí donde hay colusión es evidente que hubo un proceso de corrupción al más alto nivel, aunque se trate del municipio más humilde”, comentó.
“Yo he renunciado al PRD no solamente porque hay evidencia puntual de corrupción, en mi estado, Guerrero, se dieron los hechos de Ayotzinapa; aquí ocurrieron los hechos de Tierra Blanca que tienen una enorme similitud, en términos sistémicos”.
“Jesús creía en los derechos humanos; él creía en el Dios de los Derechos Humanos”, destacó el sacerdote Alejandro Solalinde al participar en un foro universitario celebrado en esta capital, el pasado 22 de marzo.
Su voz fue escuchada con atención por los alumnos, catedráticos y público en general presente en el auditorio “Jesús Morales Fernández” (Unidad de Humanidades), de la Universidad Veracruzana.
Minutos antes, había ofrecido una rueda de prensa y varias entrevistas que se difundieron a través de los medios informativos convencionales y digitales, así como en redes sociales.
La voz del sacerdote originario de Texcoco, Estado de México, se refirió a las severas condiciones que enfrentan miles de seres humanos provenientes de centro y sudamérica, quienes arriesgan su vida a su paso por territorio nacional, esto al intentar llegar al país gobernador por el magnate Donald Trump.
Sin embargo, es necesario destacar el mensaje religioso que expresó con énfasis el director del albergue “Hermanos en el camino”.
El premio nacional de Derechos Humanos (2012) – postulado ahora al Premio Nobel de la Paz-, hizo una amplia reflexión de la actitud de Jesús cuando predicaba los sábados en las sinagogas, hace dos mil años:
“Todo lo que él hacía lo realizaba en sábado, en las sinagogas, que eran intocables en su tiempo. Ahí había personas que estaban castigadas, en la orilla; él llamaba a esas personas excluidas y las colocaba en el centro. Para Jesús, el Dios que sí existe es el que reconoce la dignidad de toda persona y que es capaz de sacarla de la marginación y colocarla en el centro de la atención y amor de la comunidad”.
Al iniciar su intervención, el sacerdote solicitó que encendieran los reflectores del auditorio, deseaba observar los rostros de sus interlocutores que lo escuchaban:
“El reino de Dios no es una cápsula de Dios conmigo, es un espacio abierto de mi hermano conmigo, entre nosotros”.
Por ello, añadió, la crisis actual no sólo es de valores sino relacional. Destacó que uno de los aspectos hermosos de la ética cristiana es preocuparse por los demás, lo cual no significa una merma en la autoestima, “por supuesto que tenemos que autoestimarnos”, aclaró.
“Yo voy a ser feliz en el momento que me preocupe por la felicidad de los demás: me voy a sentir bien, seré una persona acompañada en el momento que me preocupe de la soledad de los demás”.
“Sí, creo en los Derechos Humanos. Los invito a que descubran en cada acción de Jesús no a un hombre religioso que hace milagritos. No. El defiende al ser humano”.
Dejó la tarea de buscar el capítulo siete, del apóstol San Marcos, donde Jesús está acorralado, ha sido perseguido por los poderes de Jerusalén, porque les echa abajo argumentos que dejaban dinero a la autocracia.
“Han pasado dos mil años y seguimos creyendo que Jesús es un objeto de adoración, de culto; no descubrimos aún el trasfondo de Derechos Humanos que tiene su propuesta”, comentó.
“Pobre Jesús porque no se le ha hecho justicia, le hemos levantado muchos milagros que no ha hecho, como ser el iniciador de una religión, Cristo está muy lejos de eso o de iniciar una corriente filosófica, como si su obra fuera una comprensión intelectual y ahí acabara todo…
Es algo más que eso, debemos reivindicarlo, sobre todo en este país del desastre, donde se tienen buenas leyes de los derechos humanos, pero se atropellan todos”, remató.
Destacó que Jesús en su tránsito por la tierra fue un joven muy creativo y valiente, un hombre como cualquiera que condenaba la injusticia y la discriminación. Incluía a la mujer, daba su espacio a los niños, convivía con los jóvenes. Vivía en una lareda de Nazaret, no podía entender una sociedad con tantos prejuicios, que discriminaba y vendía a las personas.
También planteó preguntas: ¿cómo empezar a construir una mentalidad diferente? ¿cómo construir un proyecto universal?
Y nuevamente citó la propuesta de Jesús: “Él proponía un nuevo orden social que empezara con los de abajo, sin excluir a los de arriba… era un sembrador, salía a sembrar una semilla, sembraba en la conciencia, enseñaba su nuevo proyecto y lo hacía de una manera provocadora”.
