Cuando conocà a Juan Nicolás Callejas Arroyo dejaba de trabajar como profesor de educación primaria y pasaba a secundarias generales. Fue en 1978, en aquella lucha que disputó el maestro Alfonso Arroyo Flores con el grupo encabezado por Joel Vargas Cruz. De la contienda, Juan resultó electo secretario general encabezando un aguerrido Comité Seccional al lado de Gustavo Moreno, Rosario Zaleta, Carlos Alafita, JoaquÃn Carmona, Pedro MejÃa, José Luis Chena Buill y muchos otros que sentaron las bases de una nueva época.
Juan centró su liderazgo en el propósito de realizar actividades que beneficiaran a los maestros agremiados, en sostener una polÃtica de trato sencillo cercana a las bases, bajo el duro precepto de ser dirigente sindical las veinticuatro horas del dÃa. Compartió responsabilidades e impuso tareas que luego revisaba con cierta minuciosidad. Aquél y otros comités se formaron con trabajadores que destacaban en sus lugares de origen, ya sea por su liderazgo o por las obras que llevaban a cabo.
En ese peregrinar azaroso y en esa convicción de fortalecer y construir un grupo amplio y plural que propusiera y apoyara el ejercicio sindical de la Sección 32 del SNTE, el maestro Juan fue creciendo entre los vaivenes de las circunstancias, ayudado siempre por su carisma como persona y una gran inteligencia para desarrollar estrategias de lucha, de organización, de tácticas sindicales, pues siempre sostuvo que las cosas no se dan por casualidad sino por causalidad.
Tuvo altas y bajas, sufrió y disfrutó durante el transcurrir del tiempo cada etapa que le tocó vivir: su periodo como secretario general; la primera experiencia en el Congreso local y su inclusión en el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE; el nombramiento como Presidente estatal de Vanguardia Revolucionaria a la muerte del maestro Arroyo hasta la aparición de Elba Esther Gordillo con el nuevo discurso; los dos trienios del Grupo Xalapa; el reagrupamiento del Equipo PolÃtico; la elección de su hijo como secretario general y el último periodo como congresista.
Fue un hombre preocupado por los demás, que ayudó a mucha gente, no sólo a maestros. En su transitar por los congresos federal y local hizo muchos amigos pero sobre todo le dio la mano a medio mundo. Desde el Congreso y el sindicato impulsó propuestas y negoció prestaciones que hoy disfrutan los trabajadores federales de la educación. Deja en su camino como luchador social una indiscutible atracción popular y un liderazgo avasallador, por lo que no es justo un análisis de su trayectoria enfocado únicamente en la última etapa, cuando estaba muy minado de salud y las circunstancias complicadas del paÃs hacÃan difÃcil y confusa la lucha social.
Se adelanta en el camino de la vida por el que todos debemos transitar algún dÃa. Lo mucho que hizo bien y también lo que hizo mal, queda en el recuerdo de su familia, sus allegados, sus amigos, de los que recibieron su apoyo, de quienes fueron sus compañeros. Pero igual de sus enemigos y de aquellos detractores gratuitos que ni siquiera lo conocieron. EspÃritu inquieto, descanse en paz porque en vida nunca guardó reposo.
gilnieto2012@gmail.com
Juan centró su liderazgo en el propósito de realizar actividades que beneficiaran a los maestros agremiados, en sostener una polÃtica de trato sencillo cercana a las bases, bajo el duro precepto de ser dirigente sindical las veinticuatro horas del dÃa. Compartió responsabilidades e impuso tareas que luego revisaba con cierta minuciosidad. Aquél y otros comités se formaron con trabajadores que destacaban en sus lugares de origen, ya sea por su liderazgo o por las obras que llevaban a cabo.
En ese peregrinar azaroso y en esa convicción de fortalecer y construir un grupo amplio y plural que propusiera y apoyara el ejercicio sindical de la Sección 32 del SNTE, el maestro Juan fue creciendo entre los vaivenes de las circunstancias, ayudado siempre por su carisma como persona y una gran inteligencia para desarrollar estrategias de lucha, de organización, de tácticas sindicales, pues siempre sostuvo que las cosas no se dan por casualidad sino por causalidad.
Tuvo altas y bajas, sufrió y disfrutó durante el transcurrir del tiempo cada etapa que le tocó vivir: su periodo como secretario general; la primera experiencia en el Congreso local y su inclusión en el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE; el nombramiento como Presidente estatal de Vanguardia Revolucionaria a la muerte del maestro Arroyo hasta la aparición de Elba Esther Gordillo con el nuevo discurso; los dos trienios del Grupo Xalapa; el reagrupamiento del Equipo PolÃtico; la elección de su hijo como secretario general y el último periodo como congresista.
Fue un hombre preocupado por los demás, que ayudó a mucha gente, no sólo a maestros. En su transitar por los congresos federal y local hizo muchos amigos pero sobre todo le dio la mano a medio mundo. Desde el Congreso y el sindicato impulsó propuestas y negoció prestaciones que hoy disfrutan los trabajadores federales de la educación. Deja en su camino como luchador social una indiscutible atracción popular y un liderazgo avasallador, por lo que no es justo un análisis de su trayectoria enfocado únicamente en la última etapa, cuando estaba muy minado de salud y las circunstancias complicadas del paÃs hacÃan difÃcil y confusa la lucha social.
Se adelanta en el camino de la vida por el que todos debemos transitar algún dÃa. Lo mucho que hizo bien y también lo que hizo mal, queda en el recuerdo de su familia, sus allegados, sus amigos, de los que recibieron su apoyo, de quienes fueron sus compañeros. Pero igual de sus enemigos y de aquellos detractores gratuitos que ni siquiera lo conocieron. EspÃritu inquieto, descanse en paz porque en vida nunca guardó reposo.
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