Nadie puede decirse sorprendido. Los resultados que arrojaron los trabajos de Virgilio Andrade, secretario de la Función Pública, en torno al conflicto de interés en la adquisición de las mansiones del Presidente de la República y colaboradores terminaron donde ya sabíamos que acabarían.
¿O qué? ¿me van a decir que alguien realmente esperaba que Virgilio sancionara a su jefe?
Como suele suceder con los grandes casos que requieren creación de comisiones especiales para que se investiguen, la realidad es que la meta de estos grupos de tarea pareciera ser el contrario, ocultar las pistas que puedan dar luz a la verdad histórica.
Súmele a esto que horas más tarde y de manera literal, el principal acusado del escándalo de las casas (la Blanca y la de Malinalco de Videgaray), el presidente Enrique Peña Nieto, apeló al célebre usted disculpe y borrón y cuenta nueva.
En un discurso demasiado pueril para un jefe de Estado, Peña Nieto se disculpó por cualquier inconveniente que su flagrante corrupción pudiera ocasionarle a los mexicanos y solicitó, que todos olvidemos el episodio para que podamos “recuperar la confianza”.
Lamentable por donde quiera que se le vea. Lamentable más allá del deterioro de la investidura presidencial; lamentable porque nos hace reafirmar que en nuestro país la simulación es un requisito para ejercer el poder público; lamentable porque la ley no es pareja.
País de contrastes, de profunda inequidad promovida desde lo más alto de la pirámide social, política y económica de la nación; porque no veo aquí declaraciones moralinas y encendidas de agrupaciones de poder como Mexicanos Primero, que salga a cuestionar lo que a todas luces es una corrupción rampante.
Pero eso sí, Mexicanos Primero pide azotes, excomunión y promueve linchamientos contra los maestros que (con salarios de 3 mil pesos quincenales) son corruptos porque encabezan marchas y protestas contra una reforma educativa que no los tomó en cuenta.
País demencial, de locura, donde la mayor parte de las veces nuestras autoridades predican sin dar el ejemplo. ¡Que se jodan los de abajo! los que no tienen padrinos, ni influencia ni cargos públicos que los hagan mexicanos de excepción.
Difícil pronosticar cuánto más resistirá la sociedad tanta burla y contradicción en los mensajes.
Comentarios a letracapital@yahoo.com.mx o en Twitter @moralesflavio
¿O qué? ¿me van a decir que alguien realmente esperaba que Virgilio sancionara a su jefe?
Como suele suceder con los grandes casos que requieren creación de comisiones especiales para que se investiguen, la realidad es que la meta de estos grupos de tarea pareciera ser el contrario, ocultar las pistas que puedan dar luz a la verdad histórica.
Súmele a esto que horas más tarde y de manera literal, el principal acusado del escándalo de las casas (la Blanca y la de Malinalco de Videgaray), el presidente Enrique Peña Nieto, apeló al célebre usted disculpe y borrón y cuenta nueva.
En un discurso demasiado pueril para un jefe de Estado, Peña Nieto se disculpó por cualquier inconveniente que su flagrante corrupción pudiera ocasionarle a los mexicanos y solicitó, que todos olvidemos el episodio para que podamos “recuperar la confianza”.
Lamentable por donde quiera que se le vea. Lamentable más allá del deterioro de la investidura presidencial; lamentable porque nos hace reafirmar que en nuestro país la simulación es un requisito para ejercer el poder público; lamentable porque la ley no es pareja.
País de contrastes, de profunda inequidad promovida desde lo más alto de la pirámide social, política y económica de la nación; porque no veo aquí declaraciones moralinas y encendidas de agrupaciones de poder como Mexicanos Primero, que salga a cuestionar lo que a todas luces es una corrupción rampante.
Pero eso sí, Mexicanos Primero pide azotes, excomunión y promueve linchamientos contra los maestros que (con salarios de 3 mil pesos quincenales) son corruptos porque encabezan marchas y protestas contra una reforma educativa que no los tomó en cuenta.
País demencial, de locura, donde la mayor parte de las veces nuestras autoridades predican sin dar el ejemplo. ¡Que se jodan los de abajo! los que no tienen padrinos, ni influencia ni cargos públicos que los hagan mexicanos de excepción.
Difícil pronosticar cuánto más resistirá la sociedad tanta burla y contradicción en los mensajes.
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