AMLO no tiene nada. ¡Ni falta que le hace!
Al escuchar la declaración 3 de 3 de AMLO (y saber que vivió sin trabajar desde julio de 2005 hasta julio de 2014) se recuerdan unos versos del poeta cubano Raúl Rivero sobre quienes son dueños absolutos de una burocracia política multimillonaria, sin obligación de rendir cuentas como ciudadanos:
Ninguno de nuestros ministros es rico.
Ninguno tiene fincas, fábricas ni propiedades.
Ninguno tiene cuenta en los bancos de Suiza.
¡Ni falta que les hace!
Por ejemplo, como dueño de Morena, AMLO nunca rindió cuentas sobre más de 126 millones de pesos que birló del salario de sus legisladores y delegados (los obliga a entregarle la mitad del sueldo), con el pretexto de usarlos en la construcción de cinco “universidades” en la CDMX.
Y la respuesta a una solicitud de información, a través de la Ley de Transparencia, lo mostró como acaparador de dinero. Morena debió responder la verdad: ese dinero provino de “simpatizantes”… no de legisladores y delegados.
¿Dónde están los 126 millones 416 mil 389 pesos que confiscó a sus 36 diputados, 20 asambleístas, tres senadores y seis delegados? En las bolsas de AMLO, para sus viajes por el país y el extranjero, camionetas, ropa para él y su familia, sus habitaciones…
Ante las descomunales cantidades de dinero que maneja AMLO, ajenas al escrutinio público, no deja de sorprender por qué tardó en difundir su declaración 3 de 3 (patrimonial, fiscal y de intereses) un mes después de que lo hubiera prometido en la radio.
AMLO no tiene a su nombre propiedades, autos, joyas, cuadros. Gana 50 mil pesos mensuales y no tiene cuenta de cheques, tarjetas de débito o crédito. Tampoco hipotecas. Lo poco que hay en su casa es de su mujer, quien gana medio millón al año y posee un departamento, dos casas y dos terrenos.
¿Es posible vivir sin cuenta de cheques, tarjeta de débito o crédito? Para alguien como AMLO sí, porque es dueño absoluto de una burocracia política multimillonaria, desde que se apoderó del PRD a mediados de los 90 y luego hizo Morena a su gusto, sin obligación de rendir cuentas como ciudadano.
En eso recuerda a Fidel Castro, a quien Forbes atribuyó un patrimonio de 900 millones de dólares, calculando un porcentaje del PIB de Cuba o una parte de los beneficios de empresas públicas cubanas. El dictador retó a la famosa revista a demostrar que tiene un dólar fuera de Cuba.
Pero su respuesta fue lo mejor: “Toda mi fortuna cabe en un bolsillo”. Olvidó el líder comunista que un cheque cabe en algo menos que un bolsillo y que puede aguantar una buena cantidad de ceros. Además, él y su familia son dueños de un país sin tener que rendir cuentas a ningún gobernado.
Igual que el caso de AMLO: no tener propiedades a su nombre no quiere decir que no las tenga. No necesita cuentas bancarias ni tarjetas porque otros las tienen por él. No posee coches porque tiene a la mano los que necesite. No paga impuestos porque Morena recibe dinero de impuestos de los otros.
Como Fidel Castro tiene como fuente de ingresos a todo un país, AMLO tiene como forma de ingresos a todo el erario mexicano, que lo financia desde que el 2 de agosto de 1996 ganó la presidencia del PRD, después Jefe del GDF y luego vivió del PRD hasta que en 2012 creó Morena para él solito.
Por eso no tiene propiedades, alguna casa, autos, joyas, cuenta de cheques, tarjetas de débito o crédito.
¡Ni falta que le hace!
ruben.cortes@razon.com.mx
Twitter: @ruben_cortes
Ninguno de nuestros ministros es rico.
Ninguno tiene fincas, fábricas ni propiedades.
Ninguno tiene cuenta en los bancos de Suiza.
¡Ni falta que les hace!
Por ejemplo, como dueño de Morena, AMLO nunca rindió cuentas sobre más de 126 millones de pesos que birló del salario de sus legisladores y delegados (los obliga a entregarle la mitad del sueldo), con el pretexto de usarlos en la construcción de cinco “universidades” en la CDMX.
Y la respuesta a una solicitud de información, a través de la Ley de Transparencia, lo mostró como acaparador de dinero. Morena debió responder la verdad: ese dinero provino de “simpatizantes”… no de legisladores y delegados.
¿Dónde están los 126 millones 416 mil 389 pesos que confiscó a sus 36 diputados, 20 asambleístas, tres senadores y seis delegados? En las bolsas de AMLO, para sus viajes por el país y el extranjero, camionetas, ropa para él y su familia, sus habitaciones…
Ante las descomunales cantidades de dinero que maneja AMLO, ajenas al escrutinio público, no deja de sorprender por qué tardó en difundir su declaración 3 de 3 (patrimonial, fiscal y de intereses) un mes después de que lo hubiera prometido en la radio.
AMLO no tiene a su nombre propiedades, autos, joyas, cuadros. Gana 50 mil pesos mensuales y no tiene cuenta de cheques, tarjetas de débito o crédito. Tampoco hipotecas. Lo poco que hay en su casa es de su mujer, quien gana medio millón al año y posee un departamento, dos casas y dos terrenos.
¿Es posible vivir sin cuenta de cheques, tarjeta de débito o crédito? Para alguien como AMLO sí, porque es dueño absoluto de una burocracia política multimillonaria, desde que se apoderó del PRD a mediados de los 90 y luego hizo Morena a su gusto, sin obligación de rendir cuentas como ciudadano.
En eso recuerda a Fidel Castro, a quien Forbes atribuyó un patrimonio de 900 millones de dólares, calculando un porcentaje del PIB de Cuba o una parte de los beneficios de empresas públicas cubanas. El dictador retó a la famosa revista a demostrar que tiene un dólar fuera de Cuba.
Pero su respuesta fue lo mejor: “Toda mi fortuna cabe en un bolsillo”. Olvidó el líder comunista que un cheque cabe en algo menos que un bolsillo y que puede aguantar una buena cantidad de ceros. Además, él y su familia son dueños de un país sin tener que rendir cuentas a ningún gobernado.
Igual que el caso de AMLO: no tener propiedades a su nombre no quiere decir que no las tenga. No necesita cuentas bancarias ni tarjetas porque otros las tienen por él. No posee coches porque tiene a la mano los que necesite. No paga impuestos porque Morena recibe dinero de impuestos de los otros.
Como Fidel Castro tiene como fuente de ingresos a todo un país, AMLO tiene como forma de ingresos a todo el erario mexicano, que lo financia desde que el 2 de agosto de 1996 ganó la presidencia del PRD, después Jefe del GDF y luego vivió del PRD hasta que en 2012 creó Morena para él solito.
Por eso no tiene propiedades, alguna casa, autos, joyas, cuenta de cheques, tarjetas de débito o crédito.
¡Ni falta que le hace!
ruben.cortes@razon.com.mx
Twitter: @ruben_cortes
