Uno de los valores del mundo empresarial que creo que deberÃa siempre aplicarse en el terreno de la función pública es el de la productividad.
En su definición pura, la productividad es la relación entre la cantidad de bienes y servicios producidos y la cantidad de recursos utilizados. Está asociada al rendimiento. Y decimos que algo o alguien es productivo cuando con cierta cantidad de recursos, en un periodo de tiempo dado, obtiene el máximo de productos.
Uno de los principales problemas que enfrenta nuestro paÃs y nuestro Estado es que no somos lo suficientemente productivos, de ahà nuestra dependencia casi absoluta a todo lo que viene de fuera, a lo que sà se produce en otros paÃses, a pesar de que nosotros contamos con infinidad de recursos para poder ser autosuficientes.
Esto tiene que ver con que desde los diferentes niveles de gobierno no se siguen ni se toman en cuenta los principios básicos de la productividad que mencionamos en un principio. Para los gobernantes no ha sido importante maximizar el aprovechamiento de los recursos de que disponen, por el contrario, y en casos extremos como el que padecimos en Veracruz los últimos años, se derrocharon indiscriminadamente.
A pesar de contar con una riqueza enorme en cuanto a recursos naturales, nuestro Estado vio reducidos a su mÃnima expresión sus niveles de productividad, a causa principalmente de la corrupción, el más grande lastre de nuestro paÃs, junto con la impunidad, que nos ha impedido crecer.
¿Qué hay que hacer? En primer lugar, hacer conciencia de que vivimos tiempos cambiantes y complejos en los entornos polÃtico y económico, que nos obligan a cambiar los paradigmas que nos funcionaron en el pasado, pero que en la actualidad se han vuelto inoperantes y anacrónicos.
También es necesario que salgamos de nuestra zona de confort y como ciudadanos formemos parte de los cambios que nos demanda el mundo actual, y que pasan invariablemente por volvernos mucho más productivos, generar riqueza y administrarla adecuadamente.
Y una de las maneras que tenemos los ciudadanos de impulsar los cambios es participando en la toma de las decisiones fundamentales, dejando de lado la apatÃa que ha permitido que desde puestos de poder auténticos depredadores dilapiden los recursos para su propio beneficio.
Tenemos que entender que además de nuestro derecho es nuestra responsabilidad participar en los procesos cÃvicos que propician la toma de decisiones, asà como exigir a quienes asuman la representación ciudadana que cumplan con sus obligaciones y se preocupen por alcanzar el bien común de toda la sociedad.
Sólo con una ciudadanÃa exigente y demandante de resultados será posible que los diferentes niveles de gobierno trabajen conforme a los nuevos parámetros que la realidad plantea y que sean, retomando la idea inicial de este texto, más productivos.
Una empresa que administra eficazmente sus recursos y los hace rendir al máximo es generalmente exitosa y puede hacer frente a los retos que se le presentan. Asà también debe ocurrir en la administración pública.
*Presidente de la Asociación Civil Nuestro Municipio
correo @nicanormoreira.mx
Facebook: Nuestro Municipio
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En su definición pura, la productividad es la relación entre la cantidad de bienes y servicios producidos y la cantidad de recursos utilizados. Está asociada al rendimiento. Y decimos que algo o alguien es productivo cuando con cierta cantidad de recursos, en un periodo de tiempo dado, obtiene el máximo de productos.
Uno de los principales problemas que enfrenta nuestro paÃs y nuestro Estado es que no somos lo suficientemente productivos, de ahà nuestra dependencia casi absoluta a todo lo que viene de fuera, a lo que sà se produce en otros paÃses, a pesar de que nosotros contamos con infinidad de recursos para poder ser autosuficientes.
Esto tiene que ver con que desde los diferentes niveles de gobierno no se siguen ni se toman en cuenta los principios básicos de la productividad que mencionamos en un principio. Para los gobernantes no ha sido importante maximizar el aprovechamiento de los recursos de que disponen, por el contrario, y en casos extremos como el que padecimos en Veracruz los últimos años, se derrocharon indiscriminadamente.
A pesar de contar con una riqueza enorme en cuanto a recursos naturales, nuestro Estado vio reducidos a su mÃnima expresión sus niveles de productividad, a causa principalmente de la corrupción, el más grande lastre de nuestro paÃs, junto con la impunidad, que nos ha impedido crecer.
¿Qué hay que hacer? En primer lugar, hacer conciencia de que vivimos tiempos cambiantes y complejos en los entornos polÃtico y económico, que nos obligan a cambiar los paradigmas que nos funcionaron en el pasado, pero que en la actualidad se han vuelto inoperantes y anacrónicos.
También es necesario que salgamos de nuestra zona de confort y como ciudadanos formemos parte de los cambios que nos demanda el mundo actual, y que pasan invariablemente por volvernos mucho más productivos, generar riqueza y administrarla adecuadamente.
Y una de las maneras que tenemos los ciudadanos de impulsar los cambios es participando en la toma de las decisiones fundamentales, dejando de lado la apatÃa que ha permitido que desde puestos de poder auténticos depredadores dilapiden los recursos para su propio beneficio.
Tenemos que entender que además de nuestro derecho es nuestra responsabilidad participar en los procesos cÃvicos que propician la toma de decisiones, asà como exigir a quienes asuman la representación ciudadana que cumplan con sus obligaciones y se preocupen por alcanzar el bien común de toda la sociedad.
Sólo con una ciudadanÃa exigente y demandante de resultados será posible que los diferentes niveles de gobierno trabajen conforme a los nuevos parámetros que la realidad plantea y que sean, retomando la idea inicial de este texto, más productivos.
Una empresa que administra eficazmente sus recursos y los hace rendir al máximo es generalmente exitosa y puede hacer frente a los retos que se le presentan. Asà también debe ocurrir en la administración pública.
*Presidente de la Asociación Civil Nuestro Municipio
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